viernes, 19 de diciembre de 2014

HUMANES. SAGA DE TABERNEROS MADRILEÑOS

HUMANES. SAGA DE TABERNEROS MADRILEÑOS

Ayer. a las diez de la mañana, ha dejado de existir
D. Eugenio Humanes García, a los cincuenta
y siete años. Su esposa e hijos ruegan a sus amigos
asistan a la conducción del cadáver, que tendrá
lugar hoy, a las cuatro y media, desde su domicilio, Embajadores,
61, a la Sacramental de San Lorenzo

               Esta esquela, publicada en "La Libertad" el 13 de febrero de 1920, nos daba noticia del fallecimiento de Eugenio Humanes, el fundador de una saga de taberneros con varias  tabernas famosas en Madrid. Vamos a hacer un recorrido por ellas.
               Antes de reformar la glorieta de  Embajadores, allá por los años 50 del pasado siglo, el  entonces nº 61 de la calle del mismo nombre hacía esquina con el nº 5 de la Ronda de Valencia. En esa casa había ya desde 1894 una taberna, primero a nombre de Victoriano Zapatero y en 1911 a  nombre de sus hijos. En 1920 el tabernero  era Eugenio Humanes el  que, como hemos visto, vivía en la misma casa. En años posteriores el local está a nombre de la viuda de Eugenio. Con la reforma de la plaza debió desaparecer la taberna.
               En la misma calle de Embajadores, un poco más abajo, en el número 85 por donde  hay ahora  una gasolinera, tenemos también documentada, en los años 1920-30, otra taberna a nombre de Eugenio Humanes. Este establecimiento  estaba junto a un abrevadero que había en la plaza de Santa María de la Cabeza, conocido como los Bebederos, a donde llevaban de madrugada, camino del matadero, a abrevar al ganado para que pesase mas. Supongo que, mientras los animales  se hinchaban de agua, los propietarios se tomarían alguna copita de aguardiente en la taberna de Humanes.
               De estas tabernas no hemos encontrado testimonios gráficos y apenas alguna referencia. En cambio, en las tres que vamos a comentar a continuación ya disponemos de documentación.

Taberna de Eugenio Humanes en C/. Embajadores, 80

               En la misma calle Embajadores,  en el número 80, abre Humanes  en 1911 otra taberna al frente de la cual se pone su hijo también  de nombre Eugenio, el cual tiene tres hijos: Eugenio, Antonio y Pepe. El primero  coge una taberna en la plaza de Lavapiés de la que hablaremos después y los otros dos hermanos se ponen al frente de la de Embajadores.

Taberna de Eugenio Humanes en Embajadores. Foto Pasies-Cecilia, 1985

                Era esta una de la más bonitas tabernas de Madrid, con un mostrador precioso con relieves representando escenas mitológicas, un lavavasos de estaño y un zócalo de madera con espejitos en la parte superior, bancos corridos, taburetes  y veladores de mármol. También la fachada era un tesoro, con sus puertas lacadas en rojo, sus cristales grabados semejando cortinillas, el rótulo y, entre las dos puertas, el reclamo: "Los mejores vinos finos de Valdepeñas blancos y tintos los expende este establecimiento". Era una historia viva de Madrid que se cargaron cuando el siglo XX tocaba a su fin.


Humanes cuando ya le quedaban pocos años de vida


Detalle del mostrador. Foto de Cecilia-Pasies, 1985

                Cuando la taberna desaparece el mostrador lo compra el cura Lezama, propietario de varios restaurantes como La Taberna del Alabardero o El Café de Oriente.. Sólo el estaño pesó 296 kilos.


En esta foto de los años 40 vemos a Pepe Humanes sirviendo a los clientes. El chato de moscatel a 0.15 pesetas

               Aunque no tenía cocina, en la taberna se podía disfrutar  de raciones de gallinejas, entresijos y otras que traían de  la freiduría que había unos metros más abajo. Gabino Domingo, el dueño de  este establecimiento y gran conocedor del barrio, nos relata el ambiente del local.
"Humanes era una joya popular, un lugar único donde el paso del tiempo iba dejando vivencias, gracia y simpatía, tanta que se salía por las puertas. Pepe Humanes, el dueño, recreaba nostálgicas melodías con los dedos de sus manos, deleitando a los sorprendidos parroquianos con esa música de los vasos que hacía sonar mientras los metía y sacaba del agua. Era un lugar lleno de historias de gentes de todas clases, desde curas a toreros, o amantes en busca de un rincón  oculto y tranquilo donde jurar amor eterno o mentir descaradamente aprovechando la penumbra; un lugar donde se oían los susurros y se ocultaban los gestos; donde el romance sonaba a música y las miradas traicioneras eran más fáciles de ocultar."


Pepe detrás del mostrador en 1984 . Foto Cecilia-Pasies
               Efectivamente, ver manejar los vasos a Pepe era un espectáculo y su arte de medir los chatos le hacían único.
               Personaje importante de esta taberna fue Arturo de la Fuente que entró  a trabajar en ella con 7 años -antes, a los cinco años vendía caramelos en el teatro María Guerrero- y estuvo sirviendo vino durante 62 años hasta el cierre de la taberna. Arturo, que afortunadamente aún vive, era un tabernero trabajador, simpático, zumbón, un tanto filósofo y un mucho de pícaro.
              La taberna desaparece en el año 2000 y su vecino Gabino la despide con nostalgia
              "La taberna de Humanes era la referencia del barrio por su solera, su estilo y sabiduría. En su interior quedará enterrado para siempre el arte y el pensamiento en este rincón castizo y singular junto a la Glorieta de Embajadores. Era como un centinela del pasado para recordar antiguos y sabrosos lugares que van desapareciendo lentamente de nuestra ciudad castiza. Pronto la piqueta tumbará la historia y perderemos para siempre una pieza del puzzle histórico de nuestro Madrid. Cuántas mantillas y peinetas pasaron por aquí, con chulo incluido a tomar una copa y oír la dulce música que con los vasos hacia sonar Pepe Humanes y los licores de hierbas en frascos que servía Arturo con su arte incomparable". 
Arturo y Pepe  sirviendo el  te y el aguardiente mañanero. Al fondo, los frascos de licores de hierbas  (Foto Santos Yubero, 1958)


Taberna de Humanes en la plaza de Lavapiés, 8


               Aunque visité esta taberna antes de su desaparición, sólo tengo recuerdos borrosos así que recurro a dos escritores para que nos cuenten cómo era la taberna.
Juan Antonio de Zunzunegui, en La vida como es, habla de este establecimiento, aunque  le cambia el nombre a tabernero
               "Acaban de dar las siete de la mañana cuando el señor Benito echó para arriba el cierre de sus taberna. Era a finales de enero y la mañana empezaba a precisarse sobre la linea desigual de los tejados. Pasaban por la plaza de Lavapiés  algunos obreros y menestrales a su trabajo. La vieja de los buñuelos,  porras y churros, armaba su volante puestecillo. La de los periódicos salmodiaba con intervalos: "La Corres... El Liberal...La Corres..."
               Se metió dentro mientras uno de los chicos barría la tarima de detrás del mostrador y acicalaba vasos y bandejas, y el otro fregaba las mesas  de mármol con jabón y lejía y quitaba el polvo a las banquetas y a los muros empapelados, el señor Benito pasó a enfrascar.
Yacían cuatro corambres en los tableros, una de ellas ya flácida. Empezó a trasegar vino del pellejo a la cacharra. cuando llenó la cacharra, que era de arroba, alineó en el suelo diez frascos. Eran de dos litros cortos los frascos, de modo que la arroba ocupaba nueve frascos y medio. Aspiró por la goma, y antes de que llegase el vino a los labios la embutió en el primer frasco; cuando se llenó la pasó al segundo..., y así rápidamente hasta el décimo.Luego repitió la operación.
               Era lo que se venía a beber diariamente en la taberna, salvo los domingos y días de fiesta, en que se bebían unos veinticinco frascos.
               (...) Luego colocaba los frascos con agua hasta el cuello, en una especie de dock con mucho fondo que formaba junto a la fuente el mostrador. De allí lo iban sacando a las frasquillas de litro, con las que se servían directamente los chatos.
               Se instaló tras el mostrador. Era de cinc, hermoso. En un extemo, junto a la puerta, llevaba el marchamo del constructor: un león arrogante con una pata sobre un disco, en el que se leía: "Florida, 26. Madrid" y a los pies de la fiera, en un cuadriculado: "Estañería Franco-Española. León Mechambre (El francés). Marca registrada"
               (...)La taberna abría sus puertas entre Tribulete y Sombrerete"



Lavapiés. A la derecha  estaba la taberna Humanes. Foto del libro "...de antes de la Guerra"



Año 1976. empieza el derribo del "Cuartelillo" y de la taberna de Humanes (FotoMadrid.com)

               En su recorrido por Madrid a principios de los años 50 Juan Antonio Cabezas llega a la plaza de Lavapiés y. "lo primero y lo indicado en estos casos es visitar una taberna, que por estos barrios también llaman `tasca`. No hay que buscar mucho. La encontramos a la derecha de la Plaza. Tiene hasta cuarenta distintos frascos de aguardientes con diferentes hierbas, alienados en un estante fuera del mostrador. También los hay con guindas, cortezas de limón y otros preparados. Son los frascos para la copita mañanera de obreros y artesanos, que antes de entrar al trabajo piden un té y una copita de hierbas, todo lo cual les costaba antes quince céntimos y ahora una peseta. Es la peseta con la que el trabajador entona sus músculos antes de subir al andamio, bajar a la zanja o empuñar las frías herramientas del taller."



Taberna Eugenio Humanes "El Titi" en C/. Calatrava, 11.-


               Poco antes del derribo del "Cuartelillo" y la desaparición de la taberna de Humanes, y después de pasar por la desgracia de la muerte de sus dos hijos en accidente de coche, Eugenio se hace cargo de la taberna de la calle Calatrava, 11. Una taberna antiquísima.

               En el diario de Avisos de Madrid del 3 de abril de 1840 aparece esta reseña que nos indica que ya en esa fecha  existía esta taberna, lo que nos permite asegurar que es una de las más antiguas (y mejor conservadas) de Madrid.




En el Anuario General del Comercio, de la Industria y de las Profesiones,  entre los años 1861-68,   la taberna está a nombre de Hilario Ruiz. En los años 1880-1887 el tabernero era Domingo Luiña  pasando a su hijo Ricardo  en 1907. En 1911 su propietario es Frutos Díaz y entre 1920-1950 José Redruello.Ya en 1961 es Amalio Parrondo quien regenta la taberna, para hacerse cargo de ella Eugenio Humanes, conocido por “el Titi”, en 1974 y que ya había tenido taberna en la plaza de Lavapiés nº 8

    La taberna conserva un  precioso mostrador de madera labrada en el que se ven representados racimos de uvas. Mantiene aún las lámparas de gas, una colección de medidores de vino, una saturadora y, como no, un antiguo reloj.  Tiene taburetes y bancos corridos y veladores de mármol


Vista de elegante mostrador (Foto Cecilia-Pasies, 1985)


Dani dispuesto a servir unos chatos después de haber interpretado una sinfonía con los vasos

               Cuando  Eugenio muere en 1983, la “Taberna del Titi”, como era conocida,  pasa a manos  de su empleado y alma del local Daniel  Iglesias (Dani), ejemplar tabernero y sin duda el último gran  “medidor” madrileño. Ayudado por su esposa, Argentina, hicieron de la taberna un lugar  de encuentro muy agradable y cordial. Con la muerte prematura de Dani, es su hijo, del mismo nombre, el que ha tomado el testigo con mucha ilusión y buen hacer. ¡Qué continué la  tradición!. 
Foto reciente de la visita del equipo rectoral  de la Universidad de UTRACA a Calatrava, 11 en su afán de investigar las esencias de Madrid
                                                                                           




BIBLIOGRAFÍA.-

Zunzunegui, J.A. "La vida tal como es"
Cabezas, Juan Antonio "Madrid"
Domingo, Gabino "Las Gallinejas"
Hemeroteca Nacional
Hemeroteca ABC