lunes, 19 de mayo de 2014

TABERNA DE PRÓCULO

TABERNA DE PRÓCULO

               En anteriores entradas de este blog nos hemos referido a dos antiguas  y  famosas tabernas vecinas: "Casa Eladio" y "La Cruzada". Vamos a hablar ahora  de la "Taberna de Próculo", para cerrar esta trilogía tabernaria del Barrio de Palacio.

               Esta  célebre y popular taberna, desgraciadamente también desaparecida, estaba  en el número 7 de la calle Santa Clara esquina con del número 9 de la calle Vergara que  es donde está el portal de la finca.

               El local está documentado desde 1845; en 1865 su propietario era Juan Francisco Luengo; en 1894 está a nombre de José Colado y en 1900 el tabernero es Vicente Colado posiblemente hijo  del anterior. En 1911 aparece como propietaria Carmen Aisparda; entre 1920-1940  su titular es  Manuel Lorenzo y la última cita que hemos encontrado de la taberna es en los Anuarios de 1943 con el nombre de "Casa Próculo". Pienso que se cerraría poco después aunque el rótulo permaneció hasta fines del siglo pasado. En el Tomo II  (1981) de los "Establecimientos Tradicionales Madrileños" se dice que  "en el mismo edificio de Santa Clara, 5 (sic) dos sencillas portadas atraen la atención: "Peluquería" y "Casa Próculo" y , según información de vecinos del barrio, en 1989 aun estaba el letrero de la taberna junto a un marchante de cuadros y un zapatero remendón. Es una pena que no haya podido localizar ninguna foto del local.

               Curiosamente, en 1932 Próculo amplia el negocio abriendo un restaurante por Las Rozas como vemos en este anuncio:
 
                                     
1932. Próculo sube de categoría 

               Federico García Sanchis en su libro "Adios, Madrid...",  de 1944, dice que el nombre de Próculo se lo puso el periodista Antonio Palomero también conocido como "Palomerín" o "Gil Parrado". Así nos habla de la taberna:"una lápida conmemorativa merecería nuestra "Taberna de Próculo" que fue testimonio de la sencillez de los antiguos españoles, perpetuados en la familia que explotaba la modestísima industria; paradigma de la intimidad en que trascurría la existencia matritense a principios de siglo, y nodriza, ya que no madre, de muchos grandes artistas que acaso sin ella hubiesen fracasado. Tratábase de un despacho de vinos como los demás, con su mostrador de cinc, su anaquelería con frascos, sus mesitas redondas y sus taburetes, sus tulipas en un aparato con pretensiones, su transparente de viñeta tropical. Distínguíanlo la limpieza y el sosiego. Jamás nos toparíamos allí con el borracho zumoso ni con los  señoritos acompañados de unas bellezas de las de mantón peludo. Inclusive ocurría que los artistas no se eternizaban en la sobremesa, impelidos a marcharse por la exigüidad del local y la abundancia de público. El dueño, blanducho con la edad,  auxiliaba a sus hijos, varón y hembra, lego y monjita, a servir los guisos que preparaba el ama. Escandalizaba el cubierto, por económico,  a los comensales, no muy entendidos, sin embargo, en contabilidad."

               Emilio Carrere apunta que  fué el periodista Cristóbal  de Castro el que le puso nombre a  la tasca.:"La casa de Próculo, en la calle de Santa Clara -bajo el salón donde sonó el pistoletazo de ´Fígaro´-, tenía  categoría de figón tradicional en el mundo literario.  Fue Cristobal de Castro quien, al comenzar el siglo, dio nombre y celebridad a este comedor de burócratas; de pensionistas y de periodistas: "Proculo"  representaba casi un hogar; con pulcritud y puntualidad; sin audacias en la confección del menú ni salsas excitantes de las malas pasiones. Costaba una peseta y veinte céntimos el cubierto; se comía a horas fijas. Era una fonda modesta para personas de orden"  (La Estampa, 7/1/1933)

               Carrere se confunde ya que la taberna no estaba debajo del salón donde se suicidó Larra, sino en la casa de más abajo, pasada la calle de la Amnistía.

               El citado Cristobal de Castro  en el ABC (10/10/1945) dice que el nombre de Próculo está inspirado  en un capítulo del libro "Roma" de Andrés Mellado en el que salía  "la taberna vinaria de Próculo". De Castro nos describe la taberna: " siendo una modesta taberna vinaria, compite, en los anales bohemios, con las tertulias de literatos y artistas en Fornos, Nuevo Levante, en Madrid, en La Paz, en Candelas (con sus camareras sugestivas) y en El Español (con sus coristas y corifeos).[...] Próculo adquiere la categoria de mito y la simpatía de la moda. Las redacciones, los saloncillos el congreso envían  sus gerifaltes al cenáculo. [...] Próculo es la catedral de la bohemia. allí acuden altos y bajos, derechas e izquierdas, clásicos y modernos. Desde mariano de Cavia [...] hasta  los nóveles anónimos que viven a salto de mata, soldados desconocidos y errabundos. Allí, desde Mariano Benlliure [... ] hasta el picapedrero con ilusiones de escultor."

               Por lo que se ve esta taberna tenía muchos padrinos  pues J.E. Casariego en el diario ABC (13/7/1955) habla de Mariano de Cavia  y dice que "Uno de sus  lugares favoritos era una antigua tienda de  vinos del viejo Madrid -allá por el barrio del teatro Real-, que él bautizó con el nombre arqueológico y sonoro de `Taberna vinaria de Próculo´"


En Próculo cocidos a 60 céntimos. En cada puchero una ración


Cocido completísimo a punto de ser  despachado

               Cansinos Asséns en "La novela de un literato" nos  habla de los bohemios y hampones que pululaban por Madrid a medianoche: "todo el día se les ve tras la búsqueda de unos céntimos para la cama y la ración de judías y el panecillo, en esas tabernas inmundas como la del Barbas o Eladio. Cuando han tenido fortuna en sus acometidas a algún mecenas ocasional o a algún literato de los que cotizan su firma, van a darse un festín en la famosa  casa de Próculo o la no menos famosa de Pascual y entonces se regalan con el bisté de (sic)  patatas o la  cazuela de guisado, en que todos meten fraternalmente la mano pringosa, y copiosos frascos de vino tinto"

               En esa época  con el nombre de "El Barbas" encontramos tres tabernas: una en la calle Ruiz, otra en la de San Andrés  y la tercera estaba "por los Bulevares". Es posible que hablemos de la misma taberna. "Casa Pascual" estaba en la calle de la Luna junto a la calle de San roque.


              "El Prometeo" , en 1909, criticaba a los  esnobs pudientes que alguna vez  aparecían por la taberna:
              "—Muy bien ir un día a Casa de Próculo, y sentirse magníficos comiendo por una peseta en un zaquizamí y sentirse pobrecitos y humildes y bohemios, pero después coger el automóvil a la puerta y ver al chauffeur sonreírse de la excentricidad..."

Vamos a continuación una serie de noticias  referidas a nuestra taberna

               "El fusil " (17/12/1910)  habla de una serie de políticos de principios del S-XX:

               "Calbetón ya ha realizado el sueño de su vida; Merino ya se ha dado el gusto de sentarse en el mismo banco que su suegro; Aznar ya ha llegado a exministro, y en cuanto a Burell, ya se ha hecho acreedor a una cesante, que le ponga a cubierto de ir a cenar a casa de Próculo."

               Emilio Carrere, gran conocedor y cliente de las tabernas madrileñas,  en donde pasaba más tiempo que en su empleo en el Tribunal de Cuentas por donde solía aparecer poco.

              "Muchas veces he ido al Tribunal de Cuentas para buscar a Carrere, con el objeto de que almorzáramos juntos en casa de Próculo, en el bodegón de Malagorra o en La Precisa." (El Motín, 31/8/1911)

                Había, en esa época, dos tabernas con el nombre de Malagorra: una en la calle Embajadores y otra en el número 6 de la plaza del Progreso (Tirso de Molina). Seguramente se  refiere a esta última. La Precisa era un tabernón de la calle del Barco.


           Según nos comunican un atento B. L. M., el  director de El Eco de Noval, sus redactores y colaboradores celebrarán el próximo sábado una modesta cena en casa de Próculo (calle deVergara),para conmemorar su cuarto aniversario. Agradecemos al Sr. Godínez su amable invitación. (El Globo, 1/2/1916)


               He aquí  a Nestor O. Lope  que, de forma humorística, critica  los platos de la taberna por exiguos
"Si alguien me convida en casa de Próculo, como como un buitre que use Saiz de Carlos; y eso que los platos, aunque uso monóculo, más que deglutirlos, he de adivinarlos...Esto no es hipérbole, ni es epifonema, ni audaz pleonasmo, sarcasmo ni exceso: ayer me sirvieron un huevo sin yema, y luego, de postre, dos ojos de queso...¡Y encima me envidian!... ¡Si como judias, algunos amigos claman y alborotan!...(No adivino cómo, mas los pocos días que como judías, todos me lo notanl..." (Buen Humor, 23/12/1923)


          Cristobal de Castro, buen cliente de Próculo, le escribe a Luis Bello, el amigo de Lorca y Buñuel.
"Querido. fraternal Luis: Cuando, hace veintitantos años, comíamos, por ochenta céntimos, en Casa de Próculo—o no comíamos, por no tener ni los ochenta céntimos-, ya era usted el espíritu más templado, la voluntad más perseverante de la pléyade... ¡Cómo han de sorprenderme, pues, sus triunfos de ahora? [...]. Un abrazo, a través de Próculo,"..(La Libertad, 4/4/1928)

            Los taberneros siempre han tenido fama de bautizar el vino;. ya en el Siglo de Oro Lope de Vega  se mete con los taberneros madrileños cuando le comenta a Madrid las nuevas  fuentes que ponen en la ciudad
Aunque para ser eternas
agua en conductos traéis,
por más fuentes que labréis,
más tenéis en las tabernas.
Porque sin ser muchos los daños
del medir los taberneros,
más agua tienen los cueros
que los bronces de los caños

            Según  Gerardo de Alvear, en "El Madrid de mis recuerdos",  también Proculo ejercía de cura. Así nos relata su visita a la taberna "Fui una noche a cenar a la taberna de Próculo, muy cerca del Teatro Real. allí solían tomar chatos de manzanilla o vasos de Valdepeñas, tinto o blanco, que  el tabernero había bautizado como moderno Bautista, algunas coristas y algún que otro partiquino de escasa categoría que rebañaba un plato de judías con chorizo, al tiempo que muchos melómanos de los del paraíso comían y bebían según sus posibilidades mas bien escasas"

             Javier Rioyo, en su libro "Madrid, casas de lenocinio, holganza y mal vivir"  hablando de Julio Romero de Torres, cita  a unos cuantos clientes de Próculo:  "Empezó comiendo (Romero de Torres) [...] en la taberna de "Próculo" muy cerca del Teatro Real; en aquellas mesas de cinc, donde  por una peseta y diez céntimos se ponían morados Valle, Zamacois, Ricardo Baroja, Penagos y toda una pandilla que no hacía ascos al Valdepeñas"

Al final de la calle Santa Clara estaba  la taberna de Próculo (Foto de A. Pasies)
            Finalizamos esta entrada  con la nostalgia del adiós a tres tabernas, próximas al Teatro Real, que, al menos en el primer tercio del siglo XX,  fueron centro de la vida madrileña y de las que hoy solo nos queda el recuerdo -de dos de ellas no hemos encontrado ningún testimonio gráfico-.Estas ya las hemos perdido; pero todavía podemos tomar un chato bien conversado en  las que aún están vivas,  algunas  de ellas de gran interés. Sea

BIBLIOGRAFÍA.-
Además de las obras citadas hemos consultado:
- Hemeroteca Nacional
-Archivo histórico Nacional