viernes, 29 de noviembre de 2013

CASA ELADIO

          LA TABERNA "CASA ELADIO"

     En 1861, en el nº 4 de la calle Independencia, había una tabernita a nombre de  Julián Alonso; en 1880 su propietaria era Dorotea Biendicho y en 1896 el tabernero era Eladio Leirana quien la hizo famosa con el nombre de "Casa Eladio". Todos estos datos están sacados de los Anuarios, pero en "El Imparcial" del 4/12/1895 se habla de una aportación a la suscripción Cariñana de la "Tienda de vinos, Independencia, 4 Sres. D. Eladio Leirana, 50". Por tanto, la taberna de Eladio existía al menos desde 1895.

Sentado sin delantal Eladio Leirana Montes y, con toda probabilidad, detrás de la barra Eladio, el fundador de la dinastía.
Foto de los años 30 cedida por Lourdes Leirana biznieta del fundador 

            
   En "El Heraldo" del 1/7/1900 dan la noticia del asesinato, en la calle Independencia, de un músico del Teatro Real  al salir de la taberna de Eladio en donde, después de jugar a las cartas, se entabló una discusión sobre quien pagaba unos pájaros. En el sumario el tabernero Eladio Leirana manifestó "que los vio disputar por la cuestión de los pájaros, y que los echó fuera porque eran las dos de la mañana". Esta noticia nos da idea del horario de cierre del local.

Eladio Leirana hijo en la puerta de la taberna h-1960. Foto proporcionada por su nieta Lourdes Leirana



 La taberna "Casa Eladio" ocupaba los huecos que vemos en la foto pasado el portal (Foto del autor)

               José Alfonso, en su libro sobre el cuplé, nos habla así de la taberna de Eladio:
              “Se hallaba sita en las cercanías del Real. Y se hizo una tasca de leyenda. A ella acudían, en los entreactos y al terminar las funciones, los personajes más encopetados de Madrid. Y los cantantes más famosos. Era curioso contemplar a los varones de flamante etiqueta y a las damas con sus envases fastuosos y lujosas joyas sentados, ante rústicas mesas de pino. ¡y sin manteles!.                Los platos más típicos de la tasca eran los huevos fritos con tomate y las judías con chorizo. Valían cada uno seis reales. Y lo mismo daba que se los embutiera un conde que un tramoyista.
          El popular Eladio era un hombre sincero, pintoresco y brusco. Por sus relaciones empingorotadas tenía en las alturas más influencia que un ministro. En sus bastas mesitas de pino, jamás había manteles ni servilletas. Las servilletas, decía Eladio, eran prendas de mujeres. ¡Pero es que ni hasta las señoras se las ponía!. A Titta Rufo que iba una noche con unos amigos y se las pidió, levantando su vozarrón porque Eladio no se las traía, le dijo Eladio:
                -¡No grite que no se las traigo!. Y a usted, menos que a ninguno. ¡Vergüenza debería darle a un hombre tan macho como usted el pedirlas!.
                  Cuentan que el inmenso barítono, comprensivo, reía ante la salida del tabernero. Eladio trataba con gran confianza a todos estos personajes. Otra noche entró en el local a toda prisa, pidiendo un par de huevos fritos, el director de orquesta. Estaban representando Parsifal . Fue en un entreacto y el hombre llevaba los minutos medidos. Porque Eladio tardaba en servirle, el músico le apremió un poco descompuesto. Y el inolvidable Eladio no pudo contenerse. Se entufó y le dijo:
                -¡A ver si usted cree que freír bien un par de huevos es tan fácil como dirigir el Parsifal

               Los protagonistas de esta anécdota varían según quien la cuenta. Hay quién cambia a Titto Rufo por el maestro Guarnerio y  Tomás Borrás pone a Rabl dirigiendo  Tristán e Iseo. Este autor define a Eladio como “pausado, pocas palabras, calculador a ojo, fiador de bohemios. Los cuales empezaron a frecuentar la tasca de Eladio, como el cafetín del manco, y a hablar de su munificencia, baratura y familiaridad hasta hacerlo famoso. Eladio aclamado en las conversaciones, y a la hora de no pagar la cuenta.”
               Al hablar de su cocina dice que “guisaba primorosamente en casa de Eladio; sus viandas sabían con sabor casero, sustancioso, llenante, tan lejos del sabor de restaurante, desangelado y sin rechupete”
               A la hora de hacer la cuenta “se acercaba, al llamarle para liquidar la dolorosa a la mesa sin manteles, echaba un vistazo a los rebañados y fijaba:
                - Diecisiete con quince
               - Pero Eladio, si hemos tomado tres de pollo, dos de mero en salsa, requesón y ciruelas y dos de vino con seltz.
            - Diecisiete con quince.
              La aritmética de Eladio era irrefutable. Otras veces se excedía si antes se quedaba cortísimo.
                -Veintiuna.
                -¿Cómo veintiuna, si sólo he tomado sopa de ajo sin huevo?
                -Veintiuna    
                -Se endurecía el rostro, cerraba los puños, apretaba las mandíbula
                 -Veintiuna
               ¿Cómo calculaba?. No se sabe. ¿Decía una buena cantidad al tun-tún?. ¿Dividía entre las mesas el total de lo que deseaba ingresar en la jornada?."

               Díaz-Cañabate nos  cuenta como Casa Eladio se puso de moda: "de pronto, un buen día, unos señoritos entran a comer en una taberna situada en la calle de la Independencia, frente al Teatro Real. Su dueño se llama Eladio Leirana. Es una tabernita muy pequeña. Apenas cinco o seis mesas. ¿Por qué entraron esos señoritos a comer allí? ¿Les impulsó ese azar misterioso que se entretiene en regir y modificar las costumbres, o fue sencillamente que tenían hambre, pasaban cerca y uno de ellos tuvo la intuición de que allí se comía mejor que en su casa, las mismas cosas que en su casa por muy poco dinero?. Sea de ello lo que quiera, el caso es que estos señoritos se lo dijeron a otros, que se corrió la voz y que se puso de moda el comer en casa de Eladio."


               Nuestra taberna era muy frecuentada por periodistas sobre todo por los que cubrían los eventos del Real. Allí se reúnen en 1924 los de "La Voz" para celebrar un estreno.
           "Los redactores de esta casa  se reunieron anoche para agasajar a los autores de "Flandorfer, el único", en fiesta de cordialidad y compañerismo.[...]   Fue una reunión íntima, sin anuncios ni comisión organizadora; agradabilísima y alegre. Por querer que fuese también pintoresca, se hizo en la Casa Eladio; Casa cuyo recuerdo raro será el periodista que no sienta unido a alguna época de su existencia. Y anoche Eladio se lució. Hay comidas mejores aún que aquellas en que no hay discursos ni brindis; y son aquellas en que todos discursean y brindan a la vez. A este género perteneció la de anoche." ("La Voz" 15/12/1924)

              En 1925 se anuncia el cierre del Teatro Real y "La Esfera"  (21/11/1925) muestra su preocupación por la disminución de clientela en los comercios de alrededor a causa de ese cierre.
         "El mismo comercio de los alrededores padecerá con esa suspensión. Por ejemplo: esos albergues para la manducación, tan alegres y tan bohemios,como la casa de Eladio y la de Porrulo, (se debe referir a Próculo) ¿qué les pasaría sin sus grandes cantantes, que de vez en cuando huelen y se lanzan sobre la cazuela espesa que alegró su juventud, y sin todos los aficionados que se citan allí a las ocho y media para subir después los mil peldaños que llevan al paraíso"    

             Hablando de un restaurante al que va Oscar Espla, "Artemio Precioso" hace esta comparación con Casa Eladio
           "Por la familiaridad que se toma, recuerda algo a la Casa Eladio, de Madrid, aunque aquí hay manteles y servilletas, y en casa de Eladio sólo hay mal humor y buenos platos, sabrosos; pero dados como haciendo un gran favor." (“Muchas Gracias” 16/1/1926)

              En  mayo 1928 parece que temperatura de Madrid,  sin hacer caso del Calendario Zaragozano, es más fría de lo normal lo que altera la vida de la ciudad. La revista satírica "Gutierrez" lo comenta  con mucha gracia así:
       "Se han suspendido en lo que va de temporada seis, siete u ocho funciones taurinas; las flores que, confiando en el Zaragozano, abrieron sus corolas, las  han  vuelto a cerrar en  espera  de  que vengan tiempos mejores; las   mariposas, por tanto, en vez de libar  de  flor en  flor,  toman  judías blancas en casa de Eladio, y los poetas  ni cantan sus conocidos versos a la Primavera, ni siquiera podemos asegurar que coman judías" 

               El “Mundo Gráfico”  del 2/2/1927 publica esta crónica que , por su interés, publicamos íntegra.




               También en 1928  "Gutiérrez" publica este chiste que nos da idea de la fama que tenía la taberna de Eladio.
              --Caballero: acabo de llegar a Madrid y no conozco... ¿Podría usted decirme dónde podré comer por dos pesetas?
             —Si, señor; en "Casa de Eladio".
             —Muchas gracias...  Y ya que es usted tan amable, ¿querrá usted decirme en dónde podré encontrar las dos pesetas?
               Otras dos citas humorísticas de la taberna.

              Comer el cocido madrileño a casa de Eladio, que dice los menús con la velocidad de un autobólido ("Buen Humor" 28/9/1929)

              A las dos.—Comida en casa Eladio; los calamares estilográficos, la galena sonora, la carne en salsa, la carne con tomate y las carnestolendas.(Gutierrez” 24/12/1927)

               El famoso boxeador Paulino Uzcudum es  invitado por “La Voz” comer en Casa Eladio.
"A las ocho y veinticinco salíamos de la Granja, (del Henar) y a la media estábamos en casa de Eladio. Un éxito de guisos y otro de manera de vocearlos: las del ruido, las sardinas con gabardina, los corceles del Cantábrico, la carne en salsa, la carne...stolendas, los sesos rebozados, los se-sospecha, los se-sostiene, el tocayo, el queso de aviación, etc., etc. Mis invitados comieron admirablemente.Y además se volcaron de risa. (“La Voz” 5/10/1932)

               El escritor Julio Camba va al Congreso "y allí me encontré a todos mis amigos: los del Ateneo, los del café Regina, los de las cervecerías de la plaza de Santa Ana, los del Buffet Italiano y hasta los de casa de Eladio, la pintoresca tabemilla de junto al teatro Real. Todos eran diputados, naturalmente, y aquello parecía un tren botijo." (“El Sol” 31/10/1933)

                  En 1934 la prensa critica  las comilonas , en restaurantes de lujo de los políticos:
               "Y en Lhardy comen juntos con el señor Lerroux, el presidente de la Generalidad, Guerra del Río y Estadella...Habrán ustedes observado que a estos demagogos no se les ocurre jamás ir a comer a casa de Eladio." (“El Siglo futuro” 26/2/1934)

              A la taberna de Eladio la vemos citada en muchos autores y periódicos: Arturo Barea en "Forja de un Rebelde",  José Luis Sampedro en "Octubre, Octubre",  Juan Antonio Cabezas en su "Madrid", Luis Romero en "Libro de las tabernas de España" Alabada por la mayoría, sin embargo, otros autores le dan a nuestra taberna una categoría ínfima como Cansinos Assens en sus "Memorias de un literato" ("tabernas inmundas como la del Barbas  o Eladio") o  José López Ruiz en "Aquel Madrid del cuplé" que dice que "por debajo -en categoría- de la casa de la Concha, y también visitadas por aquella divina cochambre, estaban las tabernas del Barbas y Eladio"

               En una entrevista que  le hicieron a Antonio Terán, dependiente de Casa Eladio durante años, cuenta  la cantidad de gente famosa que pasó por la taberna. Entre los artistas cita a Miguel Fleta que iba a comer carne en salsa, Imperio Argentina, Carlos Gardel, los maestros Villa y Arbós, Loreto Prado y Enrique Chicote y la popular Chelito que, para conservar la linea, solía tomar un consomé y un filetito a la plancha. Los compositores Vives y Bretón eran asimismo  clientes de la taberna.

               También acudían deportistas como Santiago Bernabeu, Ricardo Zamora , el boxeador Uzcudum y los ciclistas Fermín y Vicente Trueba; militares como Sanjurjo, Ramón Franco, y Ruíz de Alda.

               Según Terán el local se abría a las ocho de la mañana hasta las doce de la noche, aunque, por lo visto anteriormente, la hora de cierre debía ser  un poco elástica.

              Como curiosidad, veamos los precios de algunos platos en 1925:  Judías, 0,50; huevos fritos, 0,90; ternera, 1,50 y cocido, 0,75.

          Eladio Leirana estaba casado con Manuela Montes, espléndida cocinera, y tuvieron 6 hijos. Durante la Guerra Civil la taberna  fue requisada y medio destrozada. En 1838, fallece Eladio y, pasada la  contienda y arreglados los desperfectos, en 1942 reabre la taberna Eladio Leirana Montes, hijo del fundador, que muere en 1962. Antes de su muerte  su hijo Juan Manuel Leirana Vargas  no acepta las condiciones que le pone el padre para hacerse cargo de la taberna y esta es traspasada perdiendo toda la relación con la familia Leirana.. Juan Manuel se va a Alemania en 1963 volviendo al año siguiente y siendo durante muchos años maitre de los mejores hoteles madrileños ¡paradojas de la vida!. Muere en 2010.

           .Según información de Antonio Iraizoz, la taberna, con otros dueños (parece que el nuevo dueño se llamaba Pepe)  y con el nombre de "Restaurante Real, antigua Casa Eladio",  siguió  durante muchos años.  hasta que se rehabilitó la finca a mediados de los ochenta. Ahora el local forma parte de la trasera del  restaurante de una cadena americana.

Casa Marta antes de verano de 2013 (Foto I. Medina)

                En 1929 Eladio amplia el negocio cogiendo otra taberna en la calle Santa Clara nº 10, aunque en los Anuarios aparece  como propietario, entre 1930 y 1943, su yerno Luis Duce casado con Isabel, una de las hijas de Eladio.. Anteriormente, este local era una taberna muy pequeña ocupando sólo la habitación de la entrada,, pues dentro era la vivienda del tabernero que se llamaba Emilio Álvarez. Según se comentaba por el barrio, García Lorca  se reunía en esa tabernita con amigos.

               En 1943 esta taberna pasa a manos de otro hijo de Eladio, Emilio, con el nombre de "Casa Emilio". Como curiosidad, diremos que, al quedarse Emilio viudo de Carmen,  forma pareja con Gloria,  una hija de Próculo, otro tabernero famoso y  cuya taberna estaba enfrente, en Santa Clara, 7. Esta pareja no está mucho tiempo al frente de la taberna, que cambia de propietario y hacía 1950 pasa a llamarse "Casa Marta" siendo ya, mas que taberna, una casa de comidas. En 1970 se hace cargo  María Dolores San Román, antigua cocinera del local. Con el nombre de "Casa Marta"  se mantiene hasta  el último mes de agosto cuando, su propietario desde 1989,  Antonio Roiloa, la traspasa. Ahora es un asador .


BIBLIOGRAFÍA:
José Alfonso: "El Madrid del cuplé"
Tomás Borrás: "Jacaranda de Madrid"
Antonio Díaz-Cañabate:"Historia de una taberna"
Anuario General de- Comercio... (Varios años)
Hemeroteca Nacional
AGRADECIMIENTOS:
 -- A Antonio Roiloa, último propietario de Casa Marta y gran conocedor del Barrio de Palacio
-- A Ignacio Leirana, biznieto de Eladio el fundador y nieto de Emilio y a Reyes Castillo, su mujer y también descendiente de taberneros. Ellos me han aclarado algunas dudas y,  gracias a su información, he introducido algunos cambios a la entrada original del blog.
-- A Lourdes Leirana, biznieta de Eladio y nieta de Eladio Leirana Montes, que con fotos, artículos y comentarios, me ha ayudado a completar esta entrada